03 febrero 2010

Relato del vuelo de record de Carlos Puñet

Relato del vuelo de record de Carlos Puñet, 356 km , récord Mundial FAI de ida y vuelta en ala delta rígida (clase 5),
Ala: Atos AIR
Fecha: 11-01-2010
Lugar: Burgsdorf (Namibia) - Bethanie (Namibia)














Relato del vuelo, texto de Carlos Puñet:

Por tercer año consecutivo, el grupo francés de los hermanos Souviron ha organizado una concentración de vuelo de ala delta en Namibia.
Para quien no conozca Namibia, se puede decir que es un extenso país muy desértico y deshabitado pero con una buena estructura social para ser África, seguro y limpio con atractivo turístico y muy buenos alojamientos de una herencia colonial centroeuropea.
Namibia es muy conocido por los pilotos de planeadores por sus extraordinarias condiciones de vuelo.
Muy próximo al trópico de Capricornio, durante nuestro invierno recibe la máxima radiación solar y con una masa de aire bastante seca genera ascendencias que con frecuencia condensan con techos de 4.500 a 5.500 mts.
Además los vientos meteorológicos de componente este convergen con las brisas atlánticas de oeste que atraviesan el desierto lo que potencia las ascendencias con poco viento y permite cerrar estupendos circuitos.
Como en años anteriores, la actividad se ha desarrollado en la finca Burgsdorf de la familia Rosseau que se encuentra cerca de Maltahöhe, un pequeño núcleo urbano a unos 300 km al sur de Windhoek, la capital.
Burgsdorf es un recinto residencial muy confortable que proporciona una estancia estupenda gracias a todo el trabajo de la familia que nos acoge.
Como novedades para este año se decidió efectuar los despegues remolcados por ultraligeros en un lago seco a unos tres kmts. de la base ya que permitía despegar orientado al viento en cualquier dirección.
Además se iba a mantener el campamento los meses de diciembre y enero abierto para quien quisiera apuntarse pudiendo elegir cada uno en que semanas iba a participar.
Los tres ultraligeros remolcadores, las alas y el resto de material los cargamos en un contenedor grande a principio de octubre en Francia y recuperaremos el material en marzo.
El grupo más importante que incluía a Gil Souviron y su hermano Jean, Patrick Chopart campeón de Francia, varios pilotos del equipo francés y los tres españoles participantes Benjamín García, Pablo Gómez y yo nos apuntamos del 3 al 20 de enero.
Fue estupendo reencontrarnos en el vuelo de Munic a Windoek todos estos entusiastas de nuestro deporte y comenzar una nueva gran aventura de volar en un lugar remoto con un enorme potencial de vuelo.
Para este año yo me había fijado como objetivo el intentar conseguir un nuevo récord mundial de distancia con la ayuda insustituible de Gil y Patrick que son los mejores compañeros para batir un récord de distancia. Sería el mejor regalo para celebrar mi cincuenta cumpleaños.
Hacemos el viaje a Burgsdorf en tres todoterrenos y al llegar a la última recta que da entrada a la finca la mayor parte de nuestras ilusiones se ven truncadas al ver que el coche de Gil con Patrick y Jean Charles Balenbois acaba de sufrir un accidente.
El coche está destrozado y sólo Gil ha podido salir del vehículo.
Tenemos la gran suerte de que con nosotros viene Clemens Christ que además de ser un gran piloto y compañero es médico intensivo y dirige todas las labores de rescate y da los primeros auxilios a los heridos.
En nuestro coche Clemens y Pablo trasladan a Gil y Patric a un pequeño hospital en Mariental a unos 120 km mientras que el resto nos quedamos en el lugar del accidente velando el cuerpo de Jean Charles que ha fallecido instantáneamente.
Al final con el consulado de Francia se organiza una evacuación aérea nocturna para trasladar a los dos heridos a Johannesburgo.
La ausencia de mis compañeros hace casi irrealizable mi sueño de obtener un nuevo récord pero pensando de la manera más positiva posible decido dedicar todo mi esfuerzo para intentar conseguirlo.
Los dos primeros días como la meteorología es mala aprovecho para preparar el material.
Las alas Rígidas están mucho menos experimentadas que las flexibles y aparecen modificaciones que van mejorando su rendimiento.
En mi programa de trabajo, aparte de montar un equipo de lastre de agua lanzable y el cuelgue directo, está el fijar 3 nuevas semicostillas en los extremos que mejoran la estabilidad y el conseguir un calaje de flaps menos positivo para mejorar el planeo.
A partir del día seis se puede volar aunque hay demasiada humedad en el aire. Los dos últimos veranos en Namibia han sido mucho más húmedos de lo normal. Esto hace que muchos días de vuelo se terminen a media tarde por la aparición de tormentas y sea imposible obtener un récord de distancia
Como llevo más de tres meses sin volar en ala y estoy totalmente anquilosado mi siguiente tarea con esta meteorología será sacar el mayor número de horas posible y estar entrenado para el día que pueda volarse un gran vuelo.
Así durante los cuatro días volables antes del día del récord consigo sacar unas 13 horas de vuelo que serán imprescindibles para afrontar lo que me toca ese día.
Efectivamente, para el día once tenemos una previsión de viento de componente norte debilitándose por la tarde y una capa estable a partir de 4.000 m que evitará la aparición de tormentas por la tarde. Con esta meteorología sé que se puede conseguir un gran vuelo en Namibia.
Todavía no estoy del todo listo y con los trámites de preparar el material y declarar la prueba de intento de récord mundial de 356 km de ida y vuelta, cometo mi primer error importante de despegar tarde y perder una hora de vuelo.
Como el Sol se pone antes de las ocho de la tarde, esto me obligará a volar a una media de más de 45 km/h si quiero cerrar un circuito de ida y vuelta de más de 350 km que sea un nuevo récord mundial. La prueba es Burgsdorf, baliza 35x al sureste de Bethanie hacia el sur a 178 km y volver.
Despego a las 12 menos cuarto y en menos de diez minutos hago techo de 3.400 m con bastantes cúmulos que indican que el día ya está montado.
Avanzo sólo sin pena ni gloria en estas condiciones fáciles con una componente de cola de unos 10 km/h a una media de 50 km/h y sin ser capaz de acercarme a los pilotos de cabeza Jean Paul Rozoy y Vianney que me sacan unos 15 kmts de ventaja.
Psicológicamente esta es la parte más dura del vuelo. Sólo y con el cuentakilómetros descontando los 356 km de uno en uno despacio, el tramo de ida se hace interminable.
A 30 km de la baliza Jean Paul y Vianney anuncian que se dan media vuelta después de hacer un punto bajo pensando en el viento en cara que les espera para intentar volver.
Yo tengo la ventaja de conocer la zona más que ellos y sé que hay alguna posibilidad con la meteorología que nos han pronosticado de que el valle que estamos volando genere por la tarde una brisa de sur que nos ayude a volver a casa.
La baliza está bastante mal puesta ya que está en medio de la nada en unos barrancos a unos 15 km de la primera carretera practicable y además cuanto más al sur hay menos actividad térmica y el viento se acelera.
Menos mal que estoy en el momento más potente del día y dos cúmulos bien definidos me indican la ruta a volar sin perder demasiado tiempo en la baliza.
A las 15h 35 min empiezo el tramo de vuelta y me encuentro con unos 15 km de viento en cara que ralentizan mucho mi vuelo.
A lo lejos hacia el norte se ven calles de nubes con una base muy bien definida que me animan mucho a continuar el vuelo.
Trato de volar lo mejor posible para alcanzar esas nubes con la esperanza que el viento en cara vaya disminuyendo. De todas formas voy perdiendo altura y a 500 m del suelo me tengo que desviar mucho hacia unos barrancos al este para no caerme y poder recuperarme. En dos horas sólo avanzo 65 km.
El terreno va subiendo al acercarme a Helmeringhausen ya en la zona de nubes y tengo la siguiente alegría de comprobar que el viento de norte ya se ha parado y empieza a entrar de sur en superficie con lo que entro en zona de confluencia mucho más favorable.
Me quedan todavía 114 km para llegar a la meta. Avanzo con facilidad pero es tarde, la actividad térmica va disminuyendo, las calles de nubes se van deshaciendo y queda poco más de dos horas de Sol.
En un planeo largo y en aire laminar voy a hacer un punto bajo a 400 m del suelo y 50 km de la meta. Si desde ese punto volviera a hacer base de nubes tendría una oportunidad de llegar pero es muy tarde y queda menos de una hora de Sol.
Aunque pueda complicar bastante la recogida, decido abandonar el valle que sigue la carretera y desviarme hacia otro más al oeste ya que arriba quedaba algo de nube y parece más soleado y que recoge mejor el aire caliente de superficie.
Dejo de bajar y empieza a sonar mi vario en positivo. Primero 0.8, luego 1.2 y al final más de 2 m/s. Estoy feliz y muy agradecido de tener esta oportunidad de conseguir mis sueños. En 20 minutos alcanzo el techo de 4.200 m.
La base de nube termina a las 19:15 a 39 km del récord y con un planeo de 1/13.7 con algo de componente en cara se puede llegar.
Intento sentir las masas de aire más favorables para encontrar la mejor ruta que me llegue a la meta volando a máximo planeo y consigo no perder ángulo.
A falta de 13 km estoy a 2.400 m (mil sobre el campo) y con un planeo de 1/13 llego. Entro en una masa turbulenta y al girar un par de vueltas y derivar hacia norte me doy cuenta que es la brisa de valle que está entrando y que me va a llevar a la meta.
Planeo los siguientes 5 km ganando altura y me lanzo a la meta a toda velocidad hasta los 120 km/h para asegurarme que no se me hace de noche.
Aterrizo a las 19:55 entre compañeros y amigos que celebran conmigo la consecución de este nuevo récord mundial.
Por otro lado Jaques Bott con un swift también ha batido un récord mundial en su categoría al volar un circuito de ida y vuelta de 340 km.
Por la noche cena especial y un sentido homenaje a Jean Charles, Patrick y Gil con los que este vuelo sin ellos hubiera sido imposible.
En los días siguientes la inestabilidad y el mal tiempo se imponen en nuestra zona de vuelo.
El día 15 volamos hacia Beta que es una entrada al desierto para disfrutar de sus vistas extraordinarias y al día siguiente intentando batir otro récord acabamos escapando de grandes tormentas aterrizando en el aeródromo de Maltahöhe después de 7 horas de vuelo.
El 20 volvemos a casa. Con el recuerdo de todas las experiencias vividas en este viaje ahora nos toca preparar el Campeonato del Mundo de Tegelberg en Mayo.
El terrible accidente y la pérdida irreparable de Jean Charles Balenbois y las graves heridas de Patrick Chopart y Gil Souviron nos han afectado profundamente durante todo este tiempo.
El recuerdo de ellos, de su pasión por nuestro deporte y de su compañerismo merecen todo mi reconocimiento y me ayudan a afrontar con más entrega y energía los nuevos retos que siempre ofrece este maravilloso deporte. A ellos mi agradecimiento
Firma: Carlos Puñet

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